Son las ocupaciones laborales que ejercen niñas, niños y adolescentes. Estas perjudican su desarrollo físico y psicológico, les impiden alcanzar su pleno potencial y atentan contra su dignidad. El trabajo infantil pone en peligro a quien lo ejecuta, causa daños a su bienestar físico, mental o moral, y le trunca el acceso a su educación. Esto último puede ser porque no es posible matricularse en la escuela, asistir a clases, combinar el estudio con trabajo o porque se debe abandonar los estudios.
Algunas de las peores formas de trabajo infantil son la esclavitud y las prácticas similares, como la venta y trata de niñas, niños y adolescentes, su sometimiento a condiciones de servidumbre para que paguen deudas y su reclutamiento forzado en contextos de conflicto armado. También lo son el uso, el reclutamiento o el ofrecimiento de niñas, niños y adolescentes con fines de prostitución o producción de material pornográfico. Y su reclutamiento y utilización para que realicen actividades ilícitas, como producir y traficar estupefacientes.
Por el contrario, no se considera trabajo infantil al que no atenta contra los derechos a la salud, la educación o el desarrollo físico y mental de niñas, niños y adolescentes. Por ejemplo, participar en las labores domésticas, asumir tareas en negocios familiares, trabajar durante las vacaciones o trabajar en horario no escolar.
Referencias:
OIT. ¿Qué se entiende por trabajo infantil? Recuperado el 6 de julio de 2020.
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