La Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (United Nations International Strategy for Disaster Reduction, UNISDR) entiende a la resiliencia como «la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuestos a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la preservación y la restauración de sus estructuras y funciones básicas» (UNISDR, 2009).
Según lo expuesto, la resiliencia se relaciona con la habilidad de un sistema social o ecológico de tolerar impactos y de absorber las perturbaciones sin que esto traiga aparejados cambios irreversibles en lo que respecta a su estructura o funcionamiento. Desde una visión de la resiliencia socioecológica, implica resistir, adaptarse y recuperarse de manera justa y equitativa, sin desfavorecer a las poblaciones más vulnerables y a la par que se respetan los ecosistemas del planeta.
Específicamente, la resiliencia ecológica hace referencia a la capacidad de un sistema ecológico para recuperar sus propiedades después de verse alterado por una perturbación.
Este es un término que se utiliza, sobre todo, en el mundo académico. Sin embargo, en el contexto del cambio climático y del cambio global, se usa frecuentemente para referirse a la necesidad de la construcción de ciudades y sociedades resilientes, capaces de adaptación y mitigación frente a estos fenómenos.
Referencias:
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
UNISDR, Terminología sobre reducción del riesgo de desastres (2009).
UNISDR Terminología sobre reducción del riesgo de desastres.
ICLEI, 2018. Resilient Cities Report 2018.
Encuesta y grupos focales consultados para la elaboración de este reflexionario.
Créditos de fotografía a Antonio S F