La protección social se refiere a los mecanismos que protegen a las personas de los riesgos e impactos que les puedan causar la enfermedad, las incapacidades y la muerte, y están diseñados para que tengan una mejor calidad de vida. La protección social es un ámbito de la política social y se considera también un derecho y la base de un Estado de bienestar.
La protección social se trata entonces de garantías básicas. Para las personas mayores, están relacionadas con las pensiones, la atención médica y los cuidados de larga duración. Los mecanismos de protección social contribuyen a que en la vejez se reduzcan los efectos de las desigualdades acumuladas a lo largo de la vida. Por ejemplo, se garantizan condiciones dignas a través de recursos económicos como las pensiones contributivas y no contributivas. También de los subsidios y las transferencias que son ayudas en dinero para grupos de personas mayores en situaciones de vulnerabilidad o pobreza extrema (CEPAL, 2022).
El envejecimiento poblacional, y por consiguiente su feminización, representan retos importantes a los sistemas de protección social. Los países deben realizar ajustes para garantizar su capacidad de responder cuando aumenta la cantidad de personas en situaciones de dependencia. Además, cuando tienen necesidades de atención médica especializada y para enfermedades no transmisibles, o alcanzan la edad de jubilación (Aranco, Natalia et al., 2022).
Referencias:
CEPAL. (2022). Envejecimiento en América Latina y el Caribe. Informe para el cuarto examen y evaluación del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Naciones Unidas.
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