Se refiere a las personas que se encuentran por fuera del marco normativo correspondiente en un país del que no son nacionales. Esto puede deberse a que ingresaron de manera irregular (sin pasar los controles de las autoridades migratorias) o bien porque sí fueron autorizadas a ingresar, pero han excedido el plazo de permanencia que le había otorgado el Estado al que ingresaron.
El término se aplica a las personas que no son nacionales del país de destino, pero que deben regirse por sus reglas de tránsito o de admisión, a las que solicitan asilo sin tener una causa justificada y a las que no tienen autorización para permanecer en el país huésped.
Obtener una condición migratoria regular, tanto como perderla, es el resultado de procesos que llevan tiempo y han implicado etapas y acciones de parte de las personas y las autoridades involucradas. Muchas veces las personas migrantes han intentado cumplimentar todos los requisitos exigidos para poder obtener una residencia legal y no han podido hacerlo. Sobre este aspecto, las medidas gubernamentales pueden incidir, ya sea una vez que la persona que migra ingresó en la irregularidad o al prevenir y gestionar los ingresos irregulares. Lo último resulta óptimo en términos de gestión migratoria (Alfonso: 2013).
Como la salida del lugar de origen y la entrada o la permanencia en el lugar de destino están fuera del marco de las leyes, normas o convenciones internacionales, se ha extendido el uso inapropiado de la expresión migrante ilegal o, directamente, ser una ilegal o un ilegal. También se suele emplear el término indocumentada o indocumentado, ya que la persona no puede demostrar su trámite de identificación y acceso a documentación, o bien su documentación es irregular, por lo que no tiene documentos.
En este sentido, ilegal puede ser una figura jurídica o un acto cometido por una persona, pero una persona no puede ser ilegal. La expresión es peyorativa y es una de las más cuestionadas por los movimientos de derechos de migrantes. Esto se debe a la fuerte carga de violencia que implica calificar a un ser humano de ilegal, justamente por restarle humanidad.
Asimismo, el extendido uso de la expresión migrante ilegal o ser ilegal ha contribuido a asociar a las personas migrantes con la idea de delito y criminalización, lo que iguala situaciones jurídicas que son completamente distintas.
Existe una base sólida de consenso de los Estados y de la comunidad internacional respecto de que una persona no puede ser calificada de ilegal para referirse a su estatus migratorio. Las tensiones se presentan debido a las diferentes posturas y normas que adoptan los Estados que pueden facilitar o dificultar el acceso a derechos y beneficios a quienes no tienen su situación migratoria regularizada y se encuentran en un vacío legal.
Por último, un ejemplo de migrantes en situación de irregularidad es el caso de los pateros en España. Se usa este término para referirse a un grupo de personas que han migrado a ese país y han arribado cruzando el Mediterráneo en pateras, que son unas barcas precarias. Esta forma de arribo en las costas marítimas es irregular cuando no se hace a través de un paso migratorio oficial.
Referencias:
Organización Internacional para las Migraciones.
La experiencia de los países Suramericanos en materia de regularización migratoria.
Créditos de fotografía a asiandelight