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Captura de pantalla del video. En la imagen salen Juan Lopez y su intérprete Pablo Baldrich

Entrevista a Juan Maccio

MODII es un espacio interactivo y de participación. Por eso, para el equipo es muy importante traer las voces de aquellas personas que viven los temas de primera mano: protagonistas, activistas o representantes de comunidades. 

En esta sección del blog queremos compartir con la audiencia los extractos de las entrevistas que realizamos como material de consulta para nuestro cursos Comunicación inclusiva, parte 1 y parte 2.

ENTREVISTADO 2: Juan Maccio. Intérprete de lengua de señas: Pablo Baldrich

¿Quién es Juan Maccio?

Juan usa el pronombre «él» y se identifica como persona sorda. Nos cuenta que nació sordo y que su sordera viene de familia: es una sordera genética. También dice que tiene hijos sordos y que ya van cuatro generaciones de personas sordas en su familia.

Juan aclara que va a relatar desde su experiencia y desde lo que a él le pasó: «Me gustaría contarles algo en particular. Cuando nací, en Argentina, yo me sentí parte del mundo porque toda mi familia era sorda. Yo creí que el mundo era sordo (…). Iba al club de sordos desde chiquito. Veía a mis padres trabajando y todo se desarrollaba en lengua de señas».

Por lo anterior, Juan afirma que el lenguaje nunca fue un inconveniente para él ni su familia. Incluso cuenta que, recién cuando fue creciendo, descubrió que había un mundo de oyentes, que era distinto a lo que veía en su familia.

Juan dice que esto no es siempre así, ya que el 95 % de las personas sordas nace en familias oyentes y encuentra barreras en la comunicación. «Yo no tuve barreras y tuve un desarrollo lingüístico normal. El resto de los chicos sordos tuvo más dificultades para poder desarrollar un lenguaje. Yo creo que de ahí viene la inconveniencia de la discapacidad y el vivirse como sordo».

¿La discriminación hacia las personas con discapacidad se da a través del lenguaje?

Juan cree que esta pregunta acerca de la discriminación está unida a lo mencionó anteriormente sobre su familia. Como él vivía en un entorno con personas sordas, no tenía inconvenientes para comunicarse. Pero, dice que cuando las personas tienen hijas sordas u hijos sordos, acuden al personal médico.

«Para mí, las opiniones médicas, en este caso, y el modelo médico rehabilitador es como normalizador las personas oyentes». Piensa que es por eso que las personas sordas no viven su discapacidad de forma natural, como una minoría lingüística. Juan afirma que la identidad de una persona sorda la da la lengua y la lengua de señas.

«Nos da el hecho de pertenecer a un mundo que es nuestro. Una identidad donde podemos comunicarnos sin restricciones».

Juan además cuenta que, hace tiempo, en la comunidad y en la sociedad oyente se reían de las personas sordas. Se burlaban y había discriminación. Él cree que esto fue modificándose con el curso de los años y gracias a que en los medios hubo más intérpretes y más difusión. Por ejemplo, empezó a aparecer el recuadrito para la interpretación a lengua de señas. 

«Antes, la gente, por desconocimiento, por miedo, por no conocer qué pasaba en el mundo de los sordos, tenía esas actitudes».

Al cambiar las formas de expresarse y narrar, ¿se puede cambiar la sociedad?

Juan cree que las formas de expresarse de la sociedad en general provocan un cambio de actitud acerca de cómo relacionarse con una persona sorda. Dice que, si cambiamos la actitud y la forma de expresarnos, podemos prepararnos para tener una conversación con una persona sorda.

Por ejemplo, si ya pensamos de antemano que va a ser difícil comunicarnos con una persona sorda, se termina anulando el encuentro. «Lo que tendría que hacer es tratar de manejarse directamente con la persona sorda. Buscar la forma de lograr una comunicación, buscar un entorno, buscar un encuentro, buscar la mirada, tratar de compatibilizar y construir un lenguaje compartido».

Según las preferencias de la persona sorda, pueden escribir o hablar de forma más articulada, con una modulación más amplia.

«Lo fundamental es el respeto. A través del respeto viene el cambio de actitud y la confianza, y de ahí la empatía».

¿Cómo le gustaría ser nombrado a Juan? 

«A mí en lo personal, me gusta que se refieran a nosotros, y yo digo: yo soy una persona. Una persona. Fundamentalmente, personas. Todos somos personas. Y soy una persona, con mayúscula, «Sorda». 

Juan cuenta que, hace mucho, siempre se usaba la palabra «discapacitados» directamente. Cree que, de esa forma, se dejaba de lado el hecho de ser persona y eso no estaba bien. Juan recalca que todas las personas somos iguales y que tenemos los mismos derechos. «Pensamos igual que cualquiera, nos expresamos igual que cualquiera y lo que queremos es ser iguales a todos. Nos podemos casar, tenemos familias, tenemos trabajo, viajamos, podemos comprar y consumir». 

Por otro lado, Juan aclara que es una persona sorda, y que no es sordomudo. Dice que «sordomudo» es una palabra muy antigua que se usaba cuando no se tenía tanta información. «Podemos hablar, podemos conversar. No a través de la boca hablando, pero tenemos una forma de conversación a través de una lengua escrita y desde la lengua de señas.

Por último, detalla que el término «hipoacusia» viene del discurso médico. Dice que es una definición médica y es un diagnóstico con el que se  define a las personas desde una patología, «por algo que nos falta».

Juan concluye diciendo: «Soy una persona sorda y nos identificamos con la sordera. Puede ser que algunos escuchemos más que otros, que tengamos más resto auditivo, que escuchemos algo. Depende de cada uno, pero todos pertenecemos a la misma comunidad sorda. Y nuestra vida de todos los días es igual al resto de los mortales. Todos somos personas, trabajamos y tenemos las mismas actividades. Lo único que no podemos hacer es escuchar. Es lo único que no podemos hacer. El resto podemos hacer todo igual que el resto. Entonces, por eso, soy una persona sorda».

Gracias, Juan. El equipo de MODII valora tu generosidad y tu tiempo para sumar tu voz en primera persona.