Especialmente durante las décadas del setenta y del ochenta, la educación intercultural ha sido una de las luchas más destacadas de los pueblos indígenas y tribales del continente americano. La reivindicación no solo ha sido —y sigue siendo— poder recibir educación en su propio idioma. También es necesario garantizar la introducción de las culturas diversas en el sistema clásico de educación y la visibilización de las identidades propias.
En este sentido, la educación intercultural se concibe como un espacio estratégico para la recuperación del pensamiento ancestral, que ofrece una importante contribución a la construcción de sociedades interculturales. Estos pueblos reivindican que el pensamiento que tradicionalmente ha sido negado debe recuperarse, junto a la propia historia y a los propios valores culturales. Por lo anterior, la educación intercultural contribuye, en primera línea, a la descolonización de saberes y abre posibilidades de aprendizaje hacia una nueva forma de ordenar el razonamiento para que las personas puedan aprender a nombrar la realidad con un lenguaje propio.
En línea con este planteamiento, la comunidad internacional reconoce el derecho de los pueblos indígenas y tribales a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes para que la educación, además de ser impartida en su propio idioma, pueda transmitir su cosmovisión, sus culturas, sus tradiciones, sus historias y sus aspiraciones.
Referencias:
Humberto Santos Bautista. La educación intercultural y las lenguas indígenas.
Créditos de fotografía a Nolte Lourens