Se entiende que la educación ambiental (EA) es un «un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la determinación que les capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros».
El término educación ambiental se usa no solo en los ámbitos académicos, en la prensa y en las organizaciones de la sociedad civil, sino también en la esfera pública. Es una temática que suele debatirse en los espacios de poder gubernamental y en los organismos internacionales, y a menudo está presente en las políticas ambientales nacionales e internacionales.
Se relaciona con un proceso interdisciplinario, necesario desde el punto de vista social, para acercar a los seres humanos a la naturaleza y para que comprendan las relaciones de interdependencia existentes, en el marco de la construcción de sociedades sostenibles. La educación ambiental debe aspirar a desarrollar la conciencia ambiental al incorporar el pensamiento crítico y la capacitación para la acción ambiental.
De esta manera, el término se vincula también con un proceso transformador. «La EA es EDUCACIÓN con letras mayúsculas, es aprendizaje y servicio con voluntad de cambio de la realidad. La EA, comprometida con la transformación de nuestro modelo de vida en una sociedad más justa y equilibrada ecológicamente, y en transición hacia la educación ecosocial, es un proceso que propone una nueva cosmovisión del mundo, basada en una ética ecosocial, donde las personas desarrollan sus capacidades y aptitudes plenamente y ajustan su actividad a los principios de ecodependencia e interdependencia con la biosfera» (Gutiérrez Bastida, 2019:12).
Este proceso transformador que supone la educación ambiental debe ir más allá de los problemas ambientales aislados, para tratarlos sistémicamente desde una visión global e integrada. La educación ambiental debe ser una herramienta de empoderamiento para enfrentar la crisis sistémica y la crisis global, y poner la vida en el planeta en el centro.
En esta línea, personas expertas y organizaciones de la sociedad civil optan por utilizar los términos educación ecológica y social, educación ecosocial o educación para el desarrollo sostenible. También se ha comenzado a usar el término educación para la sostenibilidad, propuesto por la UNESCO desde la Cumbre para la Tierra, que tuvo lugar en Río de Janeiro en el año 1992. Según la UNESCO, este término es más integrador ya que estudia la comprensión de las causas de la crisis ambiental y las múltiples formas de acometer los procesos necesarios de superación y de la transformación social. Sin embargo, en la actualidad, el término educación ambiental sigue siendo el más conocido y aceptado tanto en España como en América Latina.
Referencias:
Libro Blanco de la Educación Ambiental (1999), España.
BREITING, S. (1997). Hacia un nuevo concepto de educación ambiental. Carpeta informativa del CENEAM. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente.
GARCÍA, J. E. (1997). Fundamentación teórica de la educación ambiental: una reflexión desde las perspectivas del constructivismo y de la complejidad. Carpeta informativa del CENEAM. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente.
UN Decade of Education for Sustainable Development, 2002.
Encuesta y grupos focales consultados para la elaboración de este reflexionario.
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