Derechos de la naturaleza

Este término hace referencia al reconocimiento de los derechos de la naturaleza como derechos independientes de los del ser humano, lo que cuestiona el paradigma antropocéntrico. Este concepto, que provino desde el neoconstitucionalismo, se encuentra presente en los marcos normativos de Ecuador y de Bolivia, y está fuertemente relacionado con la cosmovisión de los pueblos indígenas y tribales.

Un punto importante para remarcar es que no es sinónimo de derecho al medio ambiente, porque este último es un derecho humano. Las personas son los sujetos del derecho al medio ambiente. En el caso de los derechos de la naturaleza, el sujeto de derecho es la naturaleza.

La Constitución de Ecuador establece en su artículo 71 que «La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza». Además, se incorpora el derecho a la restauración de la naturaleza y el Estado asume un régimen de desarrollo ecológicamente equilibrado, libre de contaminación y en armonía con la naturaleza, que conserva la biodiversidad y la capacidad de regeneración natural de los ecosistemas dentro de los límites biofísicos, y preserva los saberes ancestrales vinculados a la naturaleza.

En Bolivia, por su parte, si bien no existe declaración consititucional que considere a la naturaleza como sujeto de derechos (Campaña, 2013), personas expertas están de acuerdo en que el Estado le ha dado a la Madre Tierra el carácter de sujeto colectivo de interés público al sancionar la Ley de Derechos de la Madre Tierra (n.° 71), que reconoce los derechos de la Madre Tierra, así como las obligaciones y los deberes del Estado Plurinacional y de la sociedad para garantizar el respeto de esos derechos.