La autonomía progresiva es una característica de la autonomía personal. Esta última hace referencia a la capacidad de accionar por iniciativa propia, de forma independiente y responsable. Niñas, niños y adolescentes adquieren esta cualidad de forma gradual, en función de su edad y su madurez. A esto se le denomina autonomía progresiva.
En este sentido, sus derechos deben reconocerse, respetarse y garantizarse, independientemente de su edad. En los artículos 5 y 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, se especifica que los Estados deben velar por que las personas que están a cargo de niñas, niños y adolescentes les proporcionen la dirección y la orientación necesarias para la toma decisiones y el ejercicio de sus derechos. Los Estados tienen además la responsabilidad de garantizarles la expresión libre de sus opiniones y de escuchar lo que tengan para decir en todos los procesos que les afecten. Pero también de adaptar las leyes, las políticas y los procedimientos en función de su edad.