La anticoncepción es la variedad de prácticas, métodos o dispositivos que pueden usarse para evitar un embarazo al tener una relación sexual. Según Planned Parenthood, «la planificación familiar siempre se ha practicado ampliamente, incluso en sociedades dominadas por códigos sociales, políticos o religiosos que requieren que las personas ‘sean prolíferas y se multipliquen’» (Planned Parenthood, 2012).
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás autoridades en el tema usan el término planificación familiar para referirse a la anticoncepción en sus publicaciones más actuales, se ha querido sustituir por anticoncepción desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) en El Cairo en 1994. Esto se debe a que muchas personas, por ejemplo, adolescentes y jóvenes, requieren acceso a los métodos anticonceptivos, aunque no estén planeando tener una familia. Lo ideal es que una familia se planifique ya en la edad adulta. Sin embargo, las personas adultas también requieren de la anticoncepción para poder disfrutar de su sexualidad, tengan o no el plan de tener una familia en algún momento de sus vidas.
Por mucho tiempo, la definición de anticoncepción se ha asociado con las mujeres sexualmente activas. Desde ciertos sectores, especialmente desde el feminismo, se insiste en que es injusto que la carga de la responsabilidad de la anticoncepción caiga casi exclusivamente en las mujeres. Esto sucede no solo por los roles de género aceptados en la gran mayoría de los países, sino porque las investigaciones sobre anticoncepción no han dedicado suficiente esfuerzo y recursos a métodos anticonceptivos para los hombres. El condón y la vasectomía son los únicos accesibles para ellos.
Sin embargo, es importante destacar el impacto determinante que la anticoncepción tuvo y sigue teniendo en la autonomía y la libertad de las mujeres. El acceso a métodos anticonceptivos permitió a todas las personas separar la sexualidad de la reproducción y, por lo tanto, el disfrute de las relaciones sexuales sin el temor de quedar embarazadas. El lanzamiento de «la píldora» al mercado coincidió con la llamada «revolución sexual», ambos hitos en el proceso de independencia de las mujeres.
Anticoncepción para personas con discapacidad
Según la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, las personas con discapacidad tienen derecho a tener acceso a todas las formas de atención de la salud sexual y reproductiva en igualdad de condiciones. En este sentido, las personas con discapacidad deberán elegir el método anticonceptivo adecuado según las preferencias, el tipo de discapacidad y las características puntuales del método. Así, las decisiones médicas deben basarse en una elección informada y de acuerdo con la educación sexual integral adecuada.
Por otro lado, conforme a los antecedentes de esterilización forzada en las personas con discapacidad, es fundamental garantizar que las decisiones sobre esterilización se tomen con el consentimiento libre e informado de la persona, ya sea por cuenta propia o mediante la toma de decisiones con apoyos.
Referencias:
Planned Parenthood. (2012). “La historia de la anticoncepción”. INFORME publicado por la Biblioteca Katharine Dexter McCormick Planned Parenthood Federation of America 434 West 33rd Street, New York, NY 10001 212-261-4716.
IPPF. (2010). Glosario de IPPF sobre términos relacionados con la salud sexual y reproductiva. Londres.
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