Corriente del feminismo que reivindica o resalta las experiencias particulares de las mujeres negras, históricamente eclipsadas dentro del feminismo hegemónico por las de las mujeres blancas. Subraya que las experiencias de las mujeres negras están condicionadas y determinadas por una relación estrecha entre el sexismo, la opresión de clase y el racismo. Se popularizó en los años sesenta como respuesta al movimiento por los derechos civiles en los EE. UU., en el que se excluyó a las mujeres de los puestos de poder, y al racismo percibido dentro del movimiento feminista.
Las defensoras del afrofeminismo, o feminismo negro, argumentan que las mujeres negras están posicionadas dentro de unas estructuras de poder de una forma fundamentalmente diferente a las mujeres blancas. Además, sostienen que el feminismo hegemónico tradicional, también llamado feminismo blanco, invisibiliza sus experiencias y minimiza el impacto que tienen los factores interseccionales sobre ellas. Por otra parte, las críticas del afrofeminismo argumentan que las divisiones raciales o de clase debilitan la fuerza del movimiento feminista global.
El feminismo negro se define como interseccional, porque no solo trata sobre la condición política y social de una mujer, sino también sobre la situación política de las mujeres negras, de mujeres con una raza específica, con un tipo de cabello específico, con unas experiencias vivenciales específicas. Abarca el análisis de más desigualdades sociales que el feminismo hegemónico. Existen situaciones que las mujeres blancas han definido como normales, pero que, para las mujeres negras, no lo son. Por ejemplo, la aceptación del cabello afro sin ser juzgado como sucio o poco arreglado, la discriminación e hipersexualización de las mujeres negras, su aguante físico o su situación de explotación laboral, especialmente doméstica.
Angela Davis, Bell Hooks, Kimberlé Williams Crenshaw y Patricia Hill Collins se reconocen como las principales exponentes académicas del feminismo negro.