Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC), la adaptación es el «proceso de ajuste al clima real o proyectado y a sus efectos. En los sistemas humanos, la adaptación trata de moderar los daños o aprovechar las oportunidades beneficiosas. En los sistemas naturales, la intervención humana puede facilitar la adaptación».
Por su parte, el Tesauro de medio ambiente de la Unión Europea, define a la adaptación como el «proceso de preparación para vivir en un clima cambiante». Según las personas expertas consultadas para la elaboración de este reflexionario, esta segunda definición es más adecuada ya que plantea una visión menos antropocéntrica del término, que abarca a todos los seres vivos del planeta.
Por otro lado, tampoco hay consenso con respecto a la última parte de la definición del IPCC al considerar que, en muchos casos, la intervención humana en los sistemas naturales no solo no facilita la adaptación, sino que resulta contraproducente.
Por lo general, el término adaptación se utiliza en conjunto con el término mitigación. Si bien ambos conceptos hacen referencia a cosas distintas y no se deben utilizar como sinónimos, tanto la adaptación como la mitigación se relacionan con acciones proactivas y necesarias para enfrentarse a problemáticas que surgen como resultado del cambio climático.
La adaptación tiene un enfoque más económico y suele depositarse más en la sociedad civil. Está relacionada con la construcción de ciudades resilientes en el contexto del cambio climático y con la adopción de prácticas y tecnologías que puedan reducir sus efectos. Por último, el término adaptación al cambio climático se puede usar como sinónimo.
Referencias:
AEMET y OECC 2018. Cambio Climático: Calentamiento Global de 1,5oC.
Agencia Estatal de Meteorología y Oficina Española de Cambio Climático.
Ministerio para la Transición Ecológica, Madrid.
Tesauro de medio ambiente de la UE.
Encuesta y grupos focales consultados para la elaboración de este reflexionario.
Créditos de fotografía a Natthapong Ponepormmarat