Las decisiones anticipadas son una herramienta del derecho. Permiten a las personas dejar establecido lo que les gustaría que sucediera en determinadas situaciones. Particularmente, aquellas relacionadas con su salud, el final de su vida o el manejo de sus bienes.
Es posible que, por cuestiones de fragilidad, enfermedades crónicas o degenerativas, las personas mayores pierdan la capacidad de expresar su voluntad. En estos casos se enfrentan a situaciones en las que sus familiares terminan decidiendo por ellas. Y aunque esas decisiones puedan, en principio, estar fundamentadas en el amor, no siempre reflejan los deseos de las personas mayores. Por lo tanto, dejar previamente establecido en un mecanismo legal lo que se desea para la propia vida es un ejercicio de la voluntad y autonomía al que tienen derecho las personas.