Fístula obstétrica

La fístula obstétrica es una afección médica en la que se produce un orificio entre la vagina y la vejiga o entre la vagina y el recto. Es una lesión muy grave, que ocurre a causa de un parto obstruido sin tratamiento médico de calidad. En estos partos, la cabeza de la bebé o del bebé presiona contra los tejidos de la vejiga o el recto y obstruye el flujo sanguíneo. En el tiempo prolongado, esto provoca muerte o necrosis tisular. El tejido muerto se desprende y se produce una fístula.

La fístula obstétrica tiene múltiples consecuencias en la vida de una persona. A nivel físico, puede provocar incontinencia; es decir, la pérdida del control de la orina, de las heces o de ambas. También puede derivar en otras afecciones médicas, como infecciones renales o de la vejiga, irritación de la piel e infertilidad. Por otro lado, también implica consecuencias psicológicas y sociales. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), puede provocar depresión, aislamiento social y una profundización de la pobreza. Esto sucede porque la persona a menudo no puede trabajar; otras veces, enfrenta el abandono por parte de su pareja, de su familia y de sus comunidades.

En los países industrializados, la fístula obstétrica prácticamente se ha erradicado gracias a la disponibilidad de tratamiento obstétrico de calidad en casos de prolongación y obstrucción del parto. Por lo general, mediante la práctica de cesáreas. Sin embargo, las fístulas obstétricas son todavía una realidad en mujeres y niñas que viven en situación de pobreza y que no tienen acceso a servicios médicos durante el embarazo y el parto.

Según informa el UNFPA, las fístulas obstétricas suceden con frecuencia en adolescentes que atraviesan un embarazo antes de que la pelvis se haya desarrollado por completo y en personas con cuadros de desnutrición, baja estatura y salud general deficiente.

La prevención es clave para poder erradicar los casos de fístula obstétrica en el mundo. Para ello, se requiere acceso a los servicios de atención obstétrica en el embarazo y el parto, así como también el acceso a una educación sexual integral y la erradicación de prácticas nocivas, como el matrimonio  infantil. En cuanto a los tratamientos, la fístula puede repararse mediante cirugía reconstructiva. Esto también supone un desafío debido a la falta de acceso y a la escasez de personal médico capacitado.

Desde 2013, cada 23 de mayo las Naciones Unidas conmemoran el Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica. Los objetivos son crear conciencia sobre estas lesiones graves, movilizar recursos, intensificar los apoyos a las personas sobrevivientes y poder erradicar la fístula obstétrica para el 2030, en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por último, si el orificio se produce entre la vagina y la vejiga, también se denomina fístula vesicovaginal o fístula vaginal. Si es entre la vagina y el recto, se conoce como fístula rectovaginal.