Se trata de un término general que hace referencia a la multiplicidad de posibilidades derivadas de la diversidad sexual (orientación e intensidad), de la expresión e identidad de género, y de sus combinaciones. Esto surge como alternativa al uso de un acrónimo que incluya las distintas manifestaciones de este tipo de diversidad, tal como ocurre cuando se emplea la sigla LGBTIQ+.
Esta expresión surge en respuesta al uso del término diversidad sexual, que únicamente da cuenta de la orientación, y omite a toda la diversidad presente cuando se habla de la intensidad del deseo sexual, la expresión de género y la identidad de género.
En su versión más común, se emplea la forma diversidad sexual y de género, pero también se encuentran otras variantes, tales como diversidades sexo-genéricas (de amplio uso en México y Centroamérica) o diversidades sexuales, de género y familiares (DSGF), empleada principalmente en el contexto español, donde se agrega la diversidad familiar como una reivindicación de las familias y de las experiencias de paternidad y maternidad de estas poblaciones.
La encuesta sobre comunicación inclusiva indicó una mayor preferencia por alguna versión de la sigla (58 % de 83 participantes) para hablar del sector. Sin embargo, durante las consultas realizadas en el marco del presente reflexionario, quienes participaron mencionaron que, más allá del debate por usar la sigla o un término genérico para abordar los aspectos, los temas, las preocupaciones y las reivindicaciones de estas poblaciones, lo fundamental es emplear estos dos recursos, de acuerdo con las características de la audiencia, especialmente el nivel de familiaridad con la terminología propia de estas cuestiones identitarias.