La feminización del envejecimiento es la manera de describir el peso demográfico que tienen las mujeres en el envejecimiento de la población. Es decir, las mujeres tienen una mayor expectativa de vida. Esto quiere decir que viven períodos de vejez más largos y, por lo tanto, son la mayoría de las personas mayores.
Sin embargo, existen otras situaciones en las que se aumenta el porcentaje de mujeres en ciertas poblaciones; por ejemplo, en contextos de conflicto armado. Ocurre cuando una buena parte de los hombres han muerto en combates o en distintas situaciones provocadas por la violencia.
Este concepto no solo se emplea para señalar esa mayoría numérica de las mujeres en la población mayor y el aumento de mujeres mayores en la población femenina. También se usa para incorporar una perspectiva de género a los análisis sobre el envejecimiento. Busca reconocer que las mujeres están expuestas principalmente a los estereotipos viejistas y sexistas. Además, que han vivido diversas discriminaciones por razón de identidad étnica, orientación sexual o situación de discapacidad, entre otros factores.
Por lo tanto, en la vejez pueden verse acumuladas las distintas vulneraciones y violencias que han vivido a lo largo de la vida. En esta última etapa del curso vital pueden experimentar sus efectos de manera desproporcionada. La feminización del envejecimiento está también estrechamente relacionada con el fenómeno de la feminización de la pobreza. Las mujeres mayores pueden haber destinado buena parte del tiempo al cuidado no remunerado o no haber accedido al mercado laboral formal y, en consecuencia, no contar con ahorros necesarios al final de la vida. Esto las deja en un alto riesgo de empobrecimiento y marginalización.