Es una corriente feminista en la que prima el pensamiento colectivo. Lucha por los derechos colectivos y se diferencia del pensamiento feminista occidental, que parte del individuo y su exclusión. El concepto de feminismos indígenas tiene sus raíces en las concepciones de los pueblos indígenas. Estas tradicionalmente se centran en las identidades colectivas, que buscan construir un proyecto común. Sin embargo, son identidades que el feminismo indígena reconoce que hay que transformar, puesto que algunas son sexistas y excluyen a las mujeres.
El feminismo indígena, a diferencia del feminismo hegemónico, no se desliga del movimiento social, dado que las comunidades indígenas han funcionado históricamente, y continúan haciéndolo, como colectivos para los que prima el bienestar común.
Las prioridades del feminismo indígena se centran en el cumplimiento del derecho colectivo a la tierra y a los recursos naturales, en el derecho a no sufrir violencias, ni en sus territorios ni en sus cuerpos, y en la participación política desde la comunidad y hacia arriba. Esto corresponde a la reivindicación territorio-cuerpo-tierra. También es importante resaltar el enfoque intergeneracional de su lucha.
Así mismo, esta corriente concede una enorme importancia a las identidades indígenas aplastadas, cuando no directamente eliminadas, tras siglos de colonización del continente americano. Las feministas indígenas luchan para dar voz a sus problemas específicos y a sus propias cosmovisiones, por tanto tiempo silenciadas. El feminismo indígena también insta al feminismo hegemónico a tener una visión interseccional que reconozca la diversidad de las experiencias de las mujeres para poder realmente acabar con las fuentes de exclusión a las que se enfrentan.