Es una propuesta educativa que promueve la igualdad de género y la no discriminación. Reconoce que la discriminación por razones de género se aprende y se desaprende en las aulas, entre otros espacios. Por lo tanto, fomenta un ambiente educativo que valora por igual a las mujeres y a los hombres. También evita imponer los roles y mandatos sociales que se les asignan tradicionalmente en función de su sexo y que, normalmente, ubican a las mujeres en una posición de inferioridad y subordinación.
Este tipo de educación analiza de manera crítica el papel del androcentrismo en las diferentes esferas del conocimiento, como la ciencia, el lenguaje, la historia, y propone cambios. Por ejemplo, visibiliza el aporte de las mujeres a la ciencia, resalta a las mujeres que hicieron historia, usa un lenguaje inclusivo, acerca a las estudiantes a áreas que tradicionalmente fueron pensadas para los hombres, como las ciencias, las ingenierías, las matemáticas, la física. También permite que los estudiantes se acerquen a ámbitos del conocimiento que normalmente se asocian a las mujeres, como la docencia o la enfermería.
Adicionalmente:
- Impulsa el empoderamiento de las mujeres y la interacción sana e igualitaria entre los sexos en las aulas.
- Identifica estereotipos de género en el proceso educativo y los descarta de manera consciente.
- Sensibiliza a la comunidad educativa (estudiantes, docentes, directivas, padres, madres, personas a cargo de estudiantes) con respecto a los comportamientos sexistas.
- Utiliza herramientas pedagógicas no sexistas.
- Promueve el respeto de la diversidad humana.