La participación representa un elemento distintivo de las culturas de los pueblos indígenas y tribales. Responde a procesos internos de ordenación, para los cuales cada pueblo y, dentro de ellos, cada comunidad se organiza de manera propia para ejercer su autonomía, autogobierno y libre determinación. La dimensión colectiva es central, por lo que cobran especial importancia las asambleas comunitarias. Igualmente, la palabra de las personas mayores representa una guía muy respetada a la hora de tomar decisiones.
Por otro lado, la participación de las mujeres sigue siendo un reto, especialmente en las organizaciones de carácter político. La participación es también un derecho que genera obligaciones para los gobiernos. En este sentido, deben establecerse mecanismos diferenciados para que los pueblos indígenas y tribales puedan participar:
– plenamente, si así lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado;
– libremente, en la adopción de decisiones en instituciones electivas y organismos administrativos y de otra índole responsables de políticas y programas que les conciernen;
– en la elaboración y determinación de programas de salud, vivienda y demás programas económicos y sociales que les conciernen, y en administrar esos programas;
– en la formulación, aplicación y evaluación de planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectar sus derechos e intereses.
Existen otros aspectos del derecho a la participación, como, por ejemplo, los relacionados con los recursos naturales que se encuentran en su territorio.
Referencias:
Consultas de MODII: recuperado del diálogo en grupos focales y entrevistas en profundidad.
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