Feminismo descolonial

El feminismo descolonial, también llamado feminismo periférico, de la tercera ola o de los márgenes, es una corriente del feminismo que nació en América Latina y que se centra en la intersección de los conflictos de sexo y género, clase y raza, y la vincula con estructuras impuestas por el colonialismo y el neocolonialismo. Nació como rechazo y cuestionamiento al feminismo hegemónico universalista, que ha centrado su lucha en la experiencia de las mujeres blancas, urbanas, de clase media o alta y occidentales. El feminismo descolonial busca el reconocimiento de la diversidad del sujeto del feminismo, el reconocimiento de un feminismo interseccional que se centre en el sujeto de mujeres y no de mujer homogénea. Reconoce la heterogeneidad de la experiencia de las mujeres y los factores interseccionales que condicionan y afectan la vivencia del género y la femineidad. 

Todas las variantes de los feminismos descoloniales nacen fuera de los epicentros económicos y de poder del mundo, y son lideradas por mujeres con identidades que apenas habían sido tenidas en cuenta por el feminismo hegemónico. Defienden un reconocimiento de diversos modelos de ser mujer y abogan por una perspectiva que tenga en cuenta la identidad, la subjetividad, el racismo, la clase social, la orientación sexual, etc. Estos temas han sido históricamente ignorados por el feminismo hegemónico tradicional, que aboga por un modelo único de mujer. 

Sus principales exponentes son María Lugones, de Argentina, Yuderkys Espinosa, de República Dominicana, Karina Ochoa, de México, Gladys Tzul Tzul de Guatemala, Adriana Guzmán, de Bolivia y Diana Gómez Correal, de Colombia. Por último, este término también se usa en plural, con el fin de reflejar la diversidad de enfoques y la heterogeneidad de integrantes del movimiento social.