La violencia obstétrica es la forma específica de violación a los derechos humanos que implica toda acción u omisión por parte del personal del sistema de salud que dañe, lastime o denigre a las mujeres o a las personas embarazadas. Esto se aplica antes y durante el embarazo, el parto y el puerperio, sin importar la etapa o circunstancia del proceso reproductivo.
También es la negligencia en la atención que se expresa en un trato deshumanizado, en un abuso de medicalización y en la patologización de los procesos naturales. Lo anterior provoca que la persona pierda autonomía y capacidad de decidir libremente sobre su cuerpo y su sexualidad.
La violencia obstétrica afecta a las mujeres y a las personas embarazadas en una etapa sumamente vulnerable de sus vidas. Con frecuencia se les obliga a realizarse procedimientos que no desean ni necesitan con el argumento de que el feto corre peligro. En caso de que se muestren renuentes, se les culpabiliza por ello. También hay casos en los que las mujeres son discriminadas por el hecho de ser mujeres, con tratos denigrantes, que cuestionan su capacidad de toma de decisiones frente a profesionales de la salud, quienes tienden a establecer una relación de superioridad en lugar de una debida relación de acompañamiento.
La violencia obstétrica suele ocurrir en contextos hospitalarios, en donde el personal de medicina y enfermería vulnera los siguientes derechos:
- El derecho a la salud, que está reconocido por tratados internacionales, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y cuyos elementos básicos son la accesibilidad, la aceptabilidad, la calidad y la no discriminación.
- El derecho a la integridad personal, a no ser sometida a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, que se reconoce en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
- El derecho a la información veraz, objetiva, imparcial y libre de prejuicios, que se reconoce en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
- El derecho de las mujeres a vivir libres de violencia de género, que está reconocido en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
- El derecho a la vida privada, que se refiere a la protección de las decisiones personales que cada persona toma sobre su vida, sin la presión de ninguna autoridad.
En este sentido, las parteras tienen un papel fundamental en muchas culturas y países, porque brindan el acompañamiento que algunos sistemas de salud han fallado en integrar a sus servicios. En muchas ocasiones, las parteras establecen relaciones de igualdad con las mujeres que atienden y las acompañan durante el embarazo, parto y puerperio, tanto física como emocionalmente.