Son los perjuicios, los abusos físicos o mentales, los descuidos, el trato negligente, los malos tratos o la explotación de niñas, niños y adolescentes (Convención sobre los Derechos del Niño). Esta violencia ocurre cuando se usa la fuerza o el poder en su contra, o cuando se amenaza con usarlos. Como resultado, se causan daños, lesiones, privaciones, trastornos del desarrollo o, incluso, la muerte. Esta violencia puede ser intencional o no intencional, también puede ser física o no. Algunos ejemplos de esta violencia son las agresiones físicas, los castigos, el hostigamiento verbal, el abuso sexual, el rechazo, el aislamiento o el abandono.
Este fenómeno puede producirse en la familia y los hogares, la escuela, la comunidad, las instituciones de atención y protección, los centros de detención y las cárceles, en el ámbito laboral y en el contexto de conflictos armados, entre otros.
Niñas, niños y adolescentes pueden sufrir violencia por parte de personas adultas como también de sus pares, o incluso autolesionarse. En todo caso, las consecuencias son devastadoras. Quienes experimentan la violencia tempranamente, pueden presentar problemas de salud física o mental, o afectaciones a su desarrollo cognitivo. Asimismo, la violencia puede provocar consecuencias a corto y largo plazo en su salud física, sexual y reproductiva, por ejemplo, al afectar su autoestima y sus relaciones interpersonales.
Referencias:
Observaciones generales aprobadas por el Comité de los Derechos del Niño.
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