La muerte digna o la «buena muerte» hace referencia a una forma de morir en la que se garantiza la voluntad de la persona. Esta puede terminar su vida sin estar sometida a dolores y sufrimientos que contradigan la idea que tiene de dignidad humana.
Sin embargo, su definición genera debates y los mecanismos para alcanzarla todavía más, pues están relacionados con herramientas para dar fin de manera voluntaria a la vida, como la eutanasia o el suicidio asistido.
En términos generales, morir dignamente, aunque pueda ser distinto para cada persona, está relacionado con la posibilidad de morir en paz, con el mínimo sufrimiento posible y manteniendo la identidad personal. Al estar vinculada a la vida digna, la muerte digna también significa poder decidir y gestionar la propia vida. En este sentido, es un ejercicio de la autonomía de la persona.
Sin embargo y con frecuencia, al llegar a las condiciones en las que esa opción tiene sentido, las personas han perdido la posibilidad de expresar su voluntad. En esos casos, instrumentos como las decisiones anticipadas cobran gran relevancia. Para poder aplicarlas de manera efectiva y garantizar la muerte digna, es necesaria la capacitación del equipo sociosanitario y la sensibilización de la familia.
El edadismo y el viejismo tienen serias repercusiones en la posibilidad de elegir una muerte digna. Al convertir la vejez y la muerte en un tabú, no se discute abiertamente sobre este proceso natural e inevitable y, por tanto, no son claras las decisiones que se deberían tomar en ese momento.
«Parece que las personas mayores tienen el derecho a envejecer de manera saludable, pero no a morir en paz (sin especiales dolores, con un sentido, rodeados, etc.)» (Consulta de MODII en España, 2023).
Referencias:
Díaz, L., & Maiques, M. (2022). NUESTROS DERECHOS Y DEBERES. CÓMO DEFENDERLOS Y EJERCERLOS. Guía de orientación para personas mayores en situación de fragilidad o dependencia. Fundación Pilares.
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