El cuidado integral es un modelo de atención a personas mayores que han venido posicionando las organizaciones y activistas por los derechos humanos de esta población. Busca que las acciones y los servicios de cuidado que reciben las personas mayores en situación de dependencia estén centrados en la persona. Esto quiere decir que se respete su dignidad, sus preferencias e intereses, sus necesidades físicas y emocionales y se considere su participación activa. Esto es fundamental porque se basa en un enfoque de derechos y no en una perspectiva de caridad o de asistencialismo.
Por otra parte, el cuidado integral promueve la coordinación e integración de los sistemas sanitarios y sociales para evitar los efectos negativos que su desarticulación ha tenido en la vida de las personas mayores. Por ejemplo, estandarización de procesos, maltratos, enfoques edadistas, baja calidad e insuficiencia en los servicios.
El cuidado integral parte de la idea de que los cuidados son un bien común (Ezquerra, 2014) y que han formado parte de la pervivencia de la especie humana. Este modelo busca que se construya una «sociedad de los cuidados» para que todas las personas tengan vidas dignas aun si dependen de otras. También para que reciban lo que necesitan al tiempo que se respetan sus necesidades, su voluntad y su autonomía. Para que esto sea posible, es necesario desarrollar políticas públicas que integren a las distintas partes del diamante del cuidado (Estado, familias, comunidad, empresas y mercado laboral). Además, que mejoren las condiciones laborales y la remuneración de las tareas que suelen estar a cargo de las mujeres (Romeo, 2022).
Referencias:
Romeo, C. (2022). Tratado de Derecho y Envejecimiento. La adaptación del Derecho a la nueva longevidad. Fundación Mutualidad Abogacía y Wolters Kluwer.
Díaz, L., & Maiques, M. (2022). NUESTROS DERECHOS Y DEBERES. CÓMO DEFENDERLOS Y EJERCERLOS. Guía de orientación para personas mayores en situación de fragilidad o dependencia. Fundación Pilares.
Créditos de fotografía a oneinchpunch