Es el conjunto de ideas, normas sociales, creencias y cultura por la que se rigen las personas cuya identidad de género se corresponde con la que le fue asignada al nacer. Y que, además, se consideran a sí mismas personas heterosexuales. Este tipo de construcción social se presenta como un modelo único de relación sexo-afectiva y parental, y establece ventajas para las personas que se rigen por este sistema.
Este tipo de creencia e idea se considera una forma de discriminación hacia el colectivo LGBTIQ+, debido a que da invisibilidad a la diversidad sexual y a todas aquellas personas que no se sienten identificadas con estas ideas. El término fue acuñado en los noventa como parte de la teoría queer para visibilizar la opresión que se ejercía contra las personas que no se sentían parte de esta construcción social. Actualmente, muchas sociedades continúan rigiéndose por esta creencia y discriminan al resto de los colectivos.