Transcripción del video
Es la cualidad que deberían tener los objetos, los espacios, los procesos, las herramientas y los servicios, para que todas las personas los puedan utilizar, comprender y practicar, de manera cómoda, segura e independiente. En resumen, la accesibilidad universal es la condición que debe tener todo lo que usamos, en todo momento.
La accesibilidad universal hace que el ambiente físico y social en el que las personas viven y conducen sus vidas las incluya sin discriminarlas. Para lograrlo, se requiere incorporar el diseño universal como una estrategia de carácter general y los ajustes razonables como una estrategia a nivel particular, cuando lo primero no sea posible.
La accesibilidad física, cognitiva y comunicacional de todos los dispositivos y escenarios de la vida cotidiana beneficia no solo a las personas con discapacidad, sino también a las personas mayores, a niñas y niños, a personas extranjeras o cuya primera lengua no es el español, y a personas con
necesidades especiales temporales, como mujeres en estado de embarazo, gente que lleva carritos de bebés y personas lesionadas.
Cuando las personas con discapacidad pueden acceder a bienes, servicios, información y lugares públicos y privados, de forma segura, cómoda, y lo más autónoma y natural posible, tienen un mejor entorno para el desarrollo de una vida independiente y una participación más efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones.
Es la cualidad que deberían tener los objetos, los espacios, los procesos, las herramientas y los servicios, para que todas las personas los puedan utilizar, comprender y practicar, de manera cómoda, segura e independiente (Real Patronato sobre Discapacidad, 2019, pág. 92). En resumen, la accesibilidad universal es la condición que debe tener todo lo que usamos, en todo momento (Casado, 2016, pág. 12).
La accesibilidad universal hace que el ambiente físico y social en el que las personas viven y conducen sus vidas las incluya sin discriminarlas. Para lograrlo, se requiere incorporar el diseño universal como una estrategia de carácter general y los ajustes razonables como una estrategia a nivel particular, cuando lo primero no sea posible (de Asís Roig, 2007).
La accesibilidad física, cognitiva y comunicacional de todos los dispositivos y escenarios de la vida cotidiana beneficia no solo a las personas con discapacidad, sino también a las personas mayores, a niñas y niños, a personas extranjeras o cuya primera lengua no es el español, y a personas con necesidades especiales temporales, como mujeres en estado de embarazo, gente que lleva carritos de bebés y personas lesionadas.
Cuando las personas con discapacidad pueden acceder a bienes, servicios, información y lugares públicos y privados, de forma segura, cómoda, y lo más autónoma y natural posible, tienen un mejor entorno para el desarrollo de una vida independiente y una participación más efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones.
Referencias: